Ésta semana se nos invitó a una presentación anticipada de la película Los Seis Signos de la Luz y antes de comenzar la exhibición se nos advirtió que era una película para niños. Yo tomé esa advertencia como la solicitud de ver el filme con un criterio más indulgente y para no llevar la contra saqué al niño que siempre me acompaña y lo coloqué en la butaca.
Es de conocimiento general para los creadores de cuentos e historias infantiles que se deben escribir "como para adultos, pero bien hechos". Desgraciadamente los guionistas de esta película parecen estar precisamente en el punto contrario.
Los Seis Signos de la Luz nos presenta una versión más de la lucha entre el bien y el mal, puesta crudamente como una confrontación entre la luz y la obscuridad y adornada con absolutamente nada. Sí, leyeron bien amiguitos: nada. No hay explicación del porque esa lucha, no se desarrollan historias sobre los personajes, los poderes que se atribuyen a los héroes y villanos son vagos y mal dimensionados... Nos platican que para vencer a la obscuridad es necesario encontrar talismanes (los seis signos), pero los signos no tiene historia, no se abunda sobre las propiedades de estos y ni siquiera su recolección es divertida.
Esa pobreza en el guión pudo haber sido compensada con la realización visual, y aunque la fotografía es adecuada, los escenarios muy bien armados y los vestuarios elegantes, hay un abuso de la cámara lenta en las secuencias de acción, de manera que todo transcurre en un sopor continuo en lugar de mantener al espectador al filo de la butaca. Con tristeza debo decir que el niño que llevo dentro se la pasó cabeceando.
Eso sí, el cartel de la película está muy bonito.
Mas no se desanimen por estas palabras, véanla y formen su propia opinión.
Gracias a JL y a la Twentieth Century Fox, por la invitación.
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