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viernes, 9 de julio de 2010

Karate Kid (2010)

El Karate Kid es una de mis películas favoritas. Salió en cartelera cuando estaba entrando a la adolescencia, por lo que fue muy fácil y significativo identificarme con las penas y batallas de Daniel Laruso. Mr. Miyagi se volvió un personaje de leyenda y los chicos de esa época crecimos adorando la película, a pesar de sus múltiples fallas, tanto como para convertir su segunda parte en una de las películas más taquilleras de su tiempo.

Desde el anuncio de una nueva versión tuve sentimientos encontrados. Cuando decidieron conservar el nombre, a pesar de que no había karate sino kung ku en la película, la cosa no sonaba bien. Que el chico fuese elegido por su papá productor y no por un casting ponía la cosa peor. Sin embargo, había que reconocer que Jaden Smith ha demostrado tener talento, escoger a Jackie Chan (uno de mis actores favoritos) para sustituir al fallecido Pat Morita fue lo más acertado, y mover la película a China podría funcionar. Así que la moneda estaba en el aire.

El resultado: La nueva versión del Karate Kid en espíritu es igual a su predecesora, y te deja un sabor de boca similar, pero pierde mucho en veracidad a favor del espectáculo.

Vayamos por partes y empecemos por las artes marciales. En la original, Mr. Miyagi entrena a Daniel haciéndolo creer que está trabajando, por lo que el famoso “poner cera quitar cera” se convierte en entrenamiento de karate. Si eso ya era muy difícil de creer y se necesitaba buena voluntad para hacerlo, la nueva versión lo lleva al absurdo, porque el sentido que tiene es muy banal y sólo hace que el personaje de Dre (Jaden Smith) se vea mal. De ahí en adelante el entrenamiento es vistoso, espectacular, nos muestra hermosos paisajes de China, cuan flexible es el joven Smith, pero no es creíble. Daniel aprende el suficiente karate para enfrentar el torneo y, con suerte, ganarlo. Dre pasa de no poder ni meter las manos en una pelea a hacer acrobacias y movimientos de todo un experto en Kung Fu. Vistoso, pero falso.

Por otro lado, el Sr. Han de Jackie Chan tiene una filosofía llena de supersticiones y misticismo, mientras que el Sr. Miyagi tenía una filosofía más universal y práctica (por lo menos en la primera película). El Sr. Miyagi termina preocupándose no sólo de entrenar a Daniel, sino de ayudarle con su vida personal “para que pueda tener equilibrio”. Mientras que el Sr. Han apenas si se preocupa por lo que sucede con Dre fuera del entrenamiento, y le ayuda porque este se lo pide. Estos detalles hacen que el Sr. Han no sea tan entrañable como su contraparte.

El motivo de la mudanza, el proceso de la misma, la adaptación del chico a un nuevo ambiente y demás asuntos sociales son minimizados en la primera, pero en la segunda toman demasiado tiempo. Para rematar, el personaje de la mamá es usado sólo lo estrictamente necesario en la primera, mientras que en esta segunda se vuelve un elemento molesto y que nunca llega a conectarse del todo con el hijo ni con su esfuerzo por aprender a defenderse. Tampoco cuaja en la primera película, pero por lo menos no perdieron tiempo intentándolo.

Por último, la secuencia del torneo está muy apresurada y favorece mucho la acción y el “teatro” dejando de lado la lógica, el drama y las relaciones humanas. Estas son las escenas más flojas de toda la película y se suponen las más importantes. En la primera se toman la molestia de explicarnos cómo funciona el torneo, lo que tiene que hacer Daniel para ganar y no sólo entendemos por qué Daniel llega al final sino también lo que representa el último punto y la famosa técnica de la grulla. Acá todo es confuso, mal actuado, disfrazado de videojuego con repeticiones instantáneas, y la “cobra” no tiene mucho sentido. Cuando la vean entenderán de lo que hablo.

Lo que rescata a la película es que, aún con todas estas fallas, sigue respetando el espíritu de la original. El centro de la película sigue siendo la relación maestro-alumno, no el karate (kung fu). La química que tuvieron Ralph Macchio y Pat Morita es muy similar a la que tienen Jaden Smith y Jackie Chan, ya que estos dos últimos son actores con mucho más carisma natural. Y aunque adaptada y movida de lugar, la anécdota del chico que aprende a defenderse gracias al maestro renuente y que encuentra su momento de gloria en un torneo de artes marciales, sigue intacta.

Mis dudas sobre Jaden Smith en el papel principal fueron disipadas. Jaden tiene un carisma y un talento enormes. Es increíble lo bien que reproduce todos los gestos y modismos de su famoso padre Will Smith. Y tiene más condición física y flexibilidad que Ralph Macchio. Hace lo que puede con el pobre material que le dieron. Jackie Chan está bastante bien, aunque hicieron a su personaje demasiado oscuro, como para alejarlo del actor alegre y cordial que conocemos. Es una lástima, porque resulta difícil quererlo tanto como llegamos a querer al Sr. Miyagi.

Al final de cuentas, aunque tiene muchas fallas, Karate Kid tiene el suficiente corazón para resultar una película agradable, y supongo que los jóvenes no tendrán tantos inconvenientes con las partes no creíbles como los adultos … aunque esto desperdicie la oportunidad de enseñarles algo positivo, como lo intentó el Sr. Miyagi hace 26 años.

Calificación en el Tomatometro: 68%
Calificación en el IMDb: 5.9
Mi Calificación: 8 (Buena)

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