A menos que los orientales vengan con una maravilla, que alguien le vaya poniendo el nombre de Brad Bird al Oscar a la Mejor Película Animada de 2007. Creo que hay pocas ocasiones en las que se puede usar el siguiente adjetivo en una película, así que no lo voy a desaprovechar: Deliciosa.
Título: Ratatouille |
Año: 2007 |
País: Estados Unidos |
Director: Brad Bird |
Reparto: Peter O’Toole, Ian Holm, Lou Romano, Brian Dennehy, Janeane Garofalo |
Ratatouille cuenta la historia de Remy, una rata de campo con un sentido del olfato más desarrollado de lo normal. Este don hace que Remy desprecie la basura y aprenda a cocinar. Un accidente lo llevará al lugar menos pensado: un restaurante en el corazón de París, donde conocerá a Linguini, y juntos intentarán hacer realidad su sueño de convertirse en chef.
Ratatouille tiene en su trama el punto más débil, ya que se trata de una historia un poco difícil de encontrar atractiva al principio, el mensaje principal se pierde un poco en el transcurso de la película, y algunos momentos sentimentales se sienten forzados, pero aún así es una historia sencilla y bonita. Hay un buen mensaje y está bien trabajada, es sólo que tiene algunos agujeros. Sin embargo, estos fallos los compensa con personajes agradables, escenas bien pensadas, pero sobre todo con mucho corazón y un clímax excelente.
Lo que si hay que admirar es que Ratatouille no le da la espalda a la realidad de su material, sino por el contrario la usa en su favor. Estamos hablando de ratas. Se trata de animales a los cuáles estamos acostumbrados a tener repulsión. Así que era demasiado fácil hacer una rata bonita, contar que todo mundo queda enamorado de ella porque sabe cocinar, y final feliz, ya que después de todo son dibujos animados. Bird no cayó en esa trampa, y dio el enfoque justo y adecuado a la historia para hacerla creíble, entretenida, divertida y conmovedora.
Hay momentos en los que los personajes dicen más con sus actitudes que con palabras. Al igual que Gromit (el famoso perro de plastilina), que es capaz de expresar muchas emociones sin decir palabra, los personajes de Ratatouille dicen mucho con sus miradas y gestos, lo cuál es un gran logro técnico del equipo de animación.
Además, no sólo la recreación de París es espectacular, el ambiente de la cocina y la comida extraordinariamente plasmados, y la animación más detallada que nunca, sino que los ángulos de cámara que se manejan nos llevan a ver nuestro mundo desde el punto de vista de un pequeño roedor. No sólo se trata de animar, sino de cuidar todos los detalles cinematográficos para lograr contar la historia, y eso le da muchísimo valor al filme.
Para variar el trabajo de voces es impecable, en particular el gran Peter O'toole como el crítico Anton Ego, quien le da un toque magistral al discurso final de la película. No la he visto en español, pero espero que el doblaje y la traducción le hagan justicia a tan extraordinario trabajo, tanto de O'toole como del mismo Bird como guionista.
Desde afuera Ratatouille no tiene el atractivo de las otras películas de Pixar, pero resulta una de las mejores. Quizá puedo decir que toca las mismas fibras que tocó en su momento Monster's Inc., aunque la historia no es tan original como aquella. Y sin duda alguna coloca a Brad Bird como uno de los mejores cineastas hoy en día, después de entregarnos joyas como El Gigante de Hierro y Los Increíbles.
En realidad me cuesta trabajo encontrar la manera de describir el estupendo sabor de boca que me dejó la película, hablando de temas culinarios, y esa sensación maravillosa de haber saboreado algo extraordinario.
Divertida, emotiva, conmovedora, Ratatouille tiene un poco de todo para todos los gustos. No sólo se trata de extraordinaria animación, se trata de buen cine. No se la pierdan por nada del mundo.